Atenea era uno de los doce dioses olímpicos. Era diosa de la sabiduría, las ciencias, la justicia, la guerra, la civilización y la destreza. Su prodigioso nacimiento es uno de los mitos griegos básicos.
Zeus dejó embarazada a una oceánide llamada Metis. Cuando ella estaba en una avanzado estado de gestación, a Zeus le profetizaron que tendría hijos más poderosos que él. Para solucionarlo, decidió tragarse a Metis e impedir que diera a luz. Sin embargo, el embarazo siguió su curso en el interior del dios y éste empezó a tener fuertes dolores de cabeza. Como solución le pidió a Hefesto que le quitara de la cabeza lo que le producía la molestia abriéndola con un hacha. Abierto el cráneo de Zeus, de él salió Atenea, completamente formada, adulta y portando los atributos de un soldado hoplita: casco y lanza.
La llorona es una leyenda que tiene toques prehispánicos y de la colonia, una de las versiones más resonadas cuenta lo siguiente:
En tiempos de la conquista, cuando las noches no se alumbraban más que por la luna, se cuenta que existió una mujer que salía por las calles del caído Tenochtitlán para llorar a sus hijos muertos y conquistados, se dice que ésta alma en pena recorría las calles gimiendo y llorando en busca de sus hijos desaparecidos, aterrorizando a la gente que solo se persignaba y se escondía en sus casas.
Se dice que cuando alguien se atrevía a seguirla y ella lograba verlo éste enloquecía, perdiendo la razón, y cuando la seguían sin que los viera se perdía de vista en la obscuridad cerca del lago.
Muchos creían que ésta mujer ahogó a sus hijos para evitar verlos conquistados o civilizados por los conquistadores y arrepentida de ello se volvió loca y peno el resto de su vida buscándolos.